El cuerpo es nuestro punto de partida y eje de trabajo, nuestra herramienta básica y fundamental a la hora de crear. Trabajaremos con él para prepararlo y habitarlo, afinando nuestra escucha y abriéndole caminos. La fina escucha del cuerpo nos permitirá descubrir el gesto y seguir el hilo de este gesto, atentos a qué forma toma a la vez que dándole forma. Entonces la poesía surge en el cuerpo, la escribimos en el espacio, y la llevamos al papel y a la palabra, y es así que nos encontramos con el crear, que no es otra cosa que un dejarse encontrar.
Nuestro marco temático en esta oportunidad será el fuego, como símbolo, metáfora y poesía. El fuego que nos mueve, el fuego que apagamos para que no (nos) queme, su calor y su luz, el fuego como motor de vida o fuerza destructiva, como símbolo ancestral, infierno, paraíso, éxtasis. El fuego como inspiración para que se encienda la danza.
Trabajamos con un lenguaje que borra la frontera entre la danza y el teatro, en el cual experiencia escénica y creación artística son sinónimos y ocurren simultáneamente. Actores, bailarines y amantes de las experiencias artísticas pueden participar en este taller, con el fin de encarnar las diferentes direcciones en las que nos mueve el fuego y vivir en el cuerpo estas fuerzas a veces opuestas. A momentos seremos compositores individuales, y a momentos parte de una sinfonía.